EMILIO LLEDÓ EN TIEMPOS DE INCERTIDUMBRE
La ausencia de certezas no nos libera de la responsabilidad de cuidar el mundo que compartimos. Ése es el legado de Hannah Arendt. Quizá no sea un mal punto de partida. https://headtopics.com/es/hannah-arendt-sigue-pensando-13356418
Si la realidad siempre ha sido inestable y fluida, en tiempos de COVID, más. La ausencia de certezas y la inseguridad se vuelven más patentes que nunca en esta vuelta a las aulas. ¿Cómo vamos a afrontar, especialmente este curso, los problemas de un mundo cambiante con un currículo estancado y obsoleto?
Según Emilio Lledó, cuando se dice eso de que “una imagen vale más que mil palabras”, no consideramos que para traducir la imagen a la inteligencia necesitamos el lenguaje. Ahora que todos hablan de la brecha digital, ahora que algunos denuncian la brecha social que hay detrás, cabe señalar otra brecha: una brecha lingüística que no superaremos en tanto no consigamos que nuestros niños evolucionen de la LENGUA MATERNA en la que nacemos hacia una LENGUA MATRIZ. Según Emilio Lledó, esto solo lo puede conseguir la educación, pero no cualquier educación. Necesitamos un modelo educativo capaz de llenar la lengua matriz con el propio pensamiento, con el fluir del río de Heráclito. Un pensamiento que no alcanza las verdades universales y necesarias con las que soñó Platón y con él toda la ciencia del pensamiento occidental; las mismas que siguen presentes en los libros de texto, en las clases magistrales y en este currículo que abre, no ya una brecha, sino más bien un precipicio que conduce al alumnado más vulnerable al fracaso académico primero y al fracaso social después. La lengua matriz necesita un pensamiento siempre abierto a seguir pensando e investigando sobre las cosas que nos importan, sobre el bien, la justicia, la belleza o la verdad, que son el horizonte de sentido, la utopía que no podemos perder de vista si queremos hacernos cargo del mundo en que vivimos. Desde Vigotsky sabemos que lenguaje y pensamiento no son conjuntos disjuntos.
Para abordar esta tarea tenemos que amar mucho a nuestros alumnos y a nuestra profesión; y al mundo en el que vivimos y que dejamos a las siguientes generaciones, también. Si queremos, como decía Hannah Arendt, que nuestros niños aprendan a hacerse cargo del mundo que les dejamos, un currículo obsoleto será la primera brecha, el primer precipicio. Y de poco servirán los ordenadores y las plataformas digitales si mantenemos un currículo pernicioso. La COVID ha acabado con muchas cosas (desgraciadamente, con la LOMCE no). ¿Sabremos aprovechar la oportunidad para acabar también con la enseñanza asignaturesca, para llenar de pensamiento la lengua matriz de nuestros niños? Aprendamos de Emilio Lledó; como persona sabia que es, su discurso no pierde actualidad; al contrario. Porque el mundo merece la pena; porque nuestros niños merecen nuestros mejores esfuerzos.
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