¿Por qué las llaman redes sociales cuando quieren decir otra cosa?
¿Por
qué las llaman redes sociales cuando quieren decir otra cosa?
Como, por ejemplo,
manipulación, dominio, manipulación, mercado, fomento de la intransigencia, los
fascismos,… ¿Quiénes son sus reales dueños? ¿Qué sabemos de sus fines?
Hay que reconocer la habilidad
de los creadores de la denominación: en este caso, el adjetivo “sociales” le da
un tono de instancia benefactora, bondadosa, filantrópica, inocua y poco menos
que caritativa. Para eso están las palabras: para dar cobertura moral a tanta
tropelía.
Durante siglos, hasta los
poderosos se han dado cuenta de que el entramado, el tejido, el andamiaje
sociales había que buscarlo en elementos valiosos y sólidos que dieran
estabilidad y permanencia a según qué intereses. Liberalismos, marxismos,
socialismo, fascismos, por citar los más significativos, coincidieron en
la imperiosa urgencia en encontrar elementos sustantivos que dieran estabilidad a las relaciones de dominio. Y así seguimos.
la imperiosa urgencia en encontrar elementos sustantivos que dieran estabilidad a las relaciones de dominio. Y así seguimos.
Y el fácil argumento para
descalificar toda crítica que pueda hacerse de ese “poder brutal” de las redes
es que no se puede ir en contra del progreso. Es una falacia infantil: primero,
porque no está demostrado que tal fenómeno sea precisamente progreso y,
segundo, porque el problema de la
inteligencia artificial y de una de sus caras visibles, como las redes, reside
en el uso social y sus efectos, en muchos casos devastadores.
El incremento tecnológico de
las vías de interconexión no comporta una mejora en las relaciones humanas: las
facilita o las entorpece. Y esta es la cuestión.
No es posible demostrar que
las redes creen redes de valores compartidos, de solidaridad, de lucha contra
la desigualdad y la pobreza o que promueven otras fórmulas de movilidad social
o que consoliden un tejido social en el marco de una sociedad más global.
Hoy por hoy las únicas “redes
sociales” que han demostrado su solvencia y su ineludible necesidad son otras:
la sanidad, la educación, la inclusión social, las políticas de compensación,
el tratamiento fiscal distinto de la acumulación de riquezas, etc.
Tal vez convenga llamar a las
cosas por su nombre…
Agustín Chozas M. FEAE de CLM
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